In the Spotlight · Héctor Serrano
Con una carrera forjada entre Valencia, Londres y diversos proyectos internacionales, Héctor Serrano se ha convertido en una de las voces más singulares, humanas y representativas del diseño español.
Flamante ganador del Premio Nacional de Diseño 2024, su trabajo destaca por fusionar emoción, sencillez y un profundo respeto hacia los materiales, que le lleva a explorar cómo la luz incide en los objetos y los espacios.
En este In the Spotlight, hablamos con Héctor Serrano sobre los inicios de su carrera, sus influencias y el valor de una trayectoria que ha sido reconocida este año con uno de los mayores galardones a nivel nacional. Un diseñador que ha sabido plasmar, en cada uno de sus proyectos, una visión que prioriza la creatividad y el valor humano en el diseño, testimonio de una carrera impulsada por la innovación y por la conexión con la luz como elemento vital de su trabajo.
Un. ¿De dónde surge tu pasión por el diseño? ¿Cómo empezaste en este mundo? ¿Qué primer recuerdo se te viene a la cabeza?
Yo era muy mal estudiante. De hecho, repetí el COU, que era el curso previo a la universidad. Cuando tenía que decidir qué estudiar, un amigo me habló de una carrera que era muy práctica, basada en proyectos y con pocas asignaturas teóricas y de estudiar de codos, así que me dije, esta es la mía, sin tener ni idea de lo que era el diseño. El primer año fue un descubrimiento, y pasé de ser el peor estudiante al mejor. Encontrar lo que te gusta y lo que te motiva es fundamental en la vida y a mí me pasó con el diseño.
Dous. ¿Cuáles son tus referentes en el mundo del diseño? ¿Cómo fue la primera pieza que diseñaste?
Referentes hay muchos, pero quizás, si tuviese que decir alguno, Castiglioni como diseñador y Olafur Eliasson a nivel de instalaciones.
La primera pieza fue un desastre (risas). La diseñé antes de empezar la carrera, una silla para un concurso, que evidentemente no gané. Aunque la pieza no tenía interés, sí que mostraba mi motivación y ganas por aprender. Las primeras piezas de las que sí me siento orgulloso, y que diseñé cuando todavía estudiaba en el Royal College of Art en Londres, son la lámpara Superpatata y el botijo La Siesta, en colaboración con Alberto Martinez y Raky Martinez.
Tres. Sales de Valencia, pasas por Londres y vuelves a casa. ¿Cómo es que el diseño está tan enraizado en Valencia? ¿Existe alguna particularidad de la ciudad o la región que la haga particularmente atractiva para el mundo del diseño?
Valencia tiene una tradición de artesanía, industria y creatividad muy potente. Creo que es un contexto perfecto para que se haya desarrollado la industria del diseño a todos los niveles.
Cuatro. ¿Cómo es tu relación con la luz?
La luz es esencial en la vida, sin ella no existiría nada. Creo que esto le concede un atractivo muy especial cuando lo aplicamos al objeto. Hace que cobre vida, que tenga alma. Jugar el cómo se comporta la luz con los materiales y formas me parece muy atractivo, así como entender y saber iluminar correctamente dependiendo de la necesidad. Siempre existe el reto, al diseñar una luminaria, de pensar siempre en sus dos estados: el encendido y el apagado. Ambos tienen que ser atractivos.
Cinco. Acabas de ser galardonado con el Premio Nacional de Diseño 2024. Primero de todo, enhorabuena. ¿Cómo te sientes? ¿Qué supone ganar un premio a tu trayectoria de tal magnitud?
Una gran alegría y reconocimiento a estos 24 años de trayectoria del estudio, y estoy seguro que un empujón para seguir avanzando y dedicándonos a lo que tanto nos apasiona.
Seis. Cito textualmente de la resolución del galardón: “Héctor Serrano Barbeta ha sido premiado por encarnar de manera excepcional la amplitud, la creatividad, la versatilidad y la excelencia del diseño español a través de objetos y creaciones de impacto, reconocibles a nivel internacional”. ¿Existe tal cosa como un diseño español cohesionado, reconocible a nivel internacional, o sería más correcto hablar de diseño hecho en España?
No sabría decirte con seguridad; creo que el panorama del diseño español es amplio y diverso y creo que esto es lo que lo hace único y especialmente potente. Quizás lo hace más difícil de etiquetar.
Sete. ¿Cómo definirías a·emotional light en una palabra? ¿De dónde surge vuestra colaboración
Aunque sea reiterativo quizás sea emoción, pero hay otras como delicadeza, equilibrio, artesanía que también la describen. a·emotional light fue una de las primeras empresas con las que empecé a colaborar, nada más terminar el RCA (Royal College of Art). Me interesó mucho la implicación personal en la marca y el reto (si no recuerdo mal) de ser el primer diseñador externo en entrar en la marca. V fue la primera luminaria que diseñamos para a·emotional light y, 17 años después, se sigue vendiendo. Esta es la mejor prueba de que la relación tenía sentido y que iba a ser exitosa. 
Oito. De tu colaboración con a·emotional light han salido cuatro colecciones de luminarias: Agasallo, Ballet, V y Woods. ¿Cuál es el hilo conductor de estas cuatro colecciones? ¿Qué elementos de la identidad de la marca te han inspirado?
Creo que las cuatro son muy diferentes, a excepción de Agasallo y Ballet, que comparten un mismo material, pero creo que sí que hay un interés común en tratar la luz con una delicadeza extrema, donde el hecho a mano tenga un valor especial y la forma sea producto de una idea clara en cada una de ellas. V juega con la simetría y la repetición acentuada por la luz; Woods evoca la luz filtrada en un bosque; y en Agasallo y Ballet el material es el protagonista, ya que son la propia tensión y propiedades del material las que definen la forma, de manera natural. Creo que hay algo bello cuando dejas que el material se exprese.
Nove. ¿A cuál de tus colecciones de a·emotional light le tienes un cariño particular y por qué?
¡Uy! Eso es como preguntarme a qué hijo quieres más (risas). Todas son especiales. Quizás V por ser la primera y que haya tenido tan buena acogida durante estos 17 años.
Dez. Si tus lámparas fuesen una canción, ¿cuál sería cada una de ellas?
V: Tú Me Dejaste De Querer, de C. Tangana, Niño de Elche y La Húngara.
Woods: Fuentes de Ortiz, de Ed Maverik.
Ballet: Il mio canto libero, de Lucio Battisti.
Agasallo: Antes de que quieras olvidar, de Guitarricadelafuente.