El gesto: la esencia de la creación artística de a·emotional light
Un haz de luz cruza el espacio, capturando mil millares de anárquicas partículas de polvo en una pose estática, atrapadas en el poderoso desempeño de una lámpara. Una creación en la que se percibe una traza, una herencia, la línea heráldica de un gesto que muta, desde un lápiz en frenético movimiento hasta la mano experta que domina un material en su lucha por la creación artística.
En a·emotional light, el gesto es la esencia que define cada una de nuestras creaciones. Una acción, una declaración de intenciones que marca el primer trazo del diseñador y la última caricia del artesano sobre el material. El gesto es el hilo conductor que da forma a nuestras lámparas; un proceso en el que la intuición y la técnica se unen para crear piezas que van más allá de lo decorativo, convirtiéndose en objetos que irradian alma y carácter.
El gesto como expresión de creatividad y emoción
Tras instalar su escultura “El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella” para la Exposición Internacional de París de 1937, Alberto Sánchez decidió permanecer en París hasta concluir su montaje completo, ocupándose de manera específica de la exposición de la pieza. La preocupación por la puesta en valor se hizo evidente en sus modos de entender y hacer la obra, pero sobre todo en su actitud frente a la vida. Una visión ampliada en la que se buscan otros gestos, otros guiños que vinculan a Alberto que, como un operario más, construye los dispositivos del pabellón en París, desvelando que el gesto anida tanto en la obra como en el artista.
El gesto en a·emotional light trasciende la acción para convertirse en un manifiesto artístico, en el que cada movimiento tiene un propósito. El gesto del diseñador, de Isaac Piñeiro, de Héctor Serrano o del estudio Cenlitros, entre otros, es el primer acto de creación. Es el momento en que una idea abstracta se convierte en un diseño tangible. Unos trazos iniciales que devienen expresiones de creatividad y emoción, líneas que contienen la energía y el propósito de su creador. El gesto, en este sentido, es un lenguaje propio, una forma de comunicación no verbal que transmite la esencia del diseño. En cada curva, en cada línea, hay una intención, una decisión que refleja el estilo y la personalidad del diseñador. Al igual que en la pintura gestual, donde el trazo del pincel no es solo un medio para crear una imagen, sino una huella del movimiento y la emoción del artista, en a·emotional light, cada diseño es una captura del momento creativo, un reflejo de la pasión y la visión del diseñador.
Una vez que el diseño ha sido concebido, el gesto pasa a las manos del artesano, quien, como Alberto Sánchez en París, da forma a la idea inicial con materiales como la malla, el vidrio o la piedra. Aquí, el gesto se convierte en un acto físico, una interacción íntima entre el creador y la materia, creando un diálogo entre la intención del creador y las propiedades intrínsecas del material.
La autenticidad del trazo
El valor del gesto en a·emotional light reside en su autenticidad, que convierte nuestras lámparas en piezas únicas y especiales. El gesto del diseñador y del artesano se convierten en una firma, garantizando que cada pieza tiene una historia y un carácter propios. Por ese motivo, nuestras lámparas trascienden la mera funcionalidad, resultado de un proceso creativo que respeta la tradición y celebra la innovación. Desde Galicia, donde nacen nuestras ideas, las lámparas de a·emotional light reflejan la magia de los gestos que las han creado, uniendo la idea y la materia.